Oro, petróleo, algodón… ¿Cómo invertir en materias primas?

15/06/2023
Oro, petróleo, algodón… ¿Cómo invertir en materias primas?

Existen varias opciones para invertir en materias primas, como el mercado a futuros, los contratos por diferencia o los fondos cotizados

El café podría pagar tus próximas vacaciones. Y no, no estamos hablando del Sueldo Nescafé. Sino de invertir en materias primas.

Desde los tiempos prehistóricos, el ser humano se ha aprovechado de los recursos naturales. La madera le ha permitido construir casas, con el cuero ha fabricado zapatos y gracias al algodón ha podido tejer prendas de ropa con las que abrigarse.

En la actualidad, también es posible utilizarlos para multiplicar el patrimonio. Y todos los ahorradores que han apostado por invertir en materias primas lo saben de primera mano. Aunque las acciones y los fondos monopolizan gran parte del discurso cuando se habla de inversión, más allá de ellos hay un centenar de posibilidades en las que inyectar el capital para obtener una rentabilidad. Y las materias primas son una de las opciones a sopesar a la hora de diseñar las estrategias de inversión.

Pero, ¿en qué productos es posible invertir? ¿Qué mecanismos existen para hacerlo? ¿Es una alternativa segura? En este artículo analizaremos las respuestas a todas estas preguntas.

Qué son las materias primas

No es posible conocer cómo invertir en materias primas sin antes saber qué es una materia prima. Estas son, en pocas palabras, los recursos naturales con los que es posible fabricar otros productos. Activos físicos procedentes del mundo que nos rodea, que se emplean como bruto para crear bienes y servicios.

Las materias primas se pueden dividir en cuatro categorías diferentes. Para comenzar, están aquellas provenientes de la agricultura, como el algodón, el maíz, el café, el azúcar, el trigo, el cacao o la soja. A continuación, se hallan aquellas utilizadas para extraer energía, como el petróleo o el gas natural. En tercer lugar, podemos encontrar toda clase de metales, como el oro, la plata, el platino, el hierro o el cobre. Y, por último, están las materias primas cárnicas, como el ganado bovino.

Sin embargo, para que se pueda invertir en ellas es indispensable que exista un mercado. Es decir, un espacio donde diferentes compradores y vendedores entren en contacto para intercambiar las materias primas. Este mercado, en el que tienen lugar todas las transacciones, puede ser tanto físico como online.

No obstante, hay que tener presente que los precios varían de forma continua en función de la oferta y la demanda. Además, hay una infinidad de factores externos que podrían modificarlos, disparando o hundiendo las ganancias de los inversores: una crisis global o del sector, un aumento de los costes de transporte, una tormenta que arrase los cultivos…

Un vistazo rápido a la historia

Para comprender en qué consiste invertir en materias primas y por qué se ha convertido en una opción tan popular entre tantos ahorradores es imprescindible echar la vista atrás. Concretamente al año 1848, cuando tuvo lugar la fundación de Chicago Board of Trade.

Conocido popularmente como CBOT, este organismo se especializaba en productos agrícolas como el maíz, la soja y el trigo. Y su constitución supuso un verdadero punto de inflexión, ya que se convirtió en el primer mercado de futuros y opciones de la historia. Cincuenta años más tarde surgió Chicago Butter and Egg Board, con el que se fusionó en el 2007 para convertirse en Chicago Mercantile Exchange (CME).

En el 1870 también vio la luz la Junta de Comercio de Nueva York (NYBOT), denominada en un origen New York Cotton Exchange. Más de un siglo más tarde, se fusionó con los mercados del Café, Azúcar y Cacao (CSE) y pasó a pertenecer al Intercontinental Exchange (ICE).

En esa época nació a su vez New York Mercantile Exchange (NYMEX), creado en 1872 y enfocado en los lácteos. A finales del siglo pasado, se fusionó con Commodity Exchange (COMEX), dando lugar al mercado de materias primas más grande del mundo, hasta su fusión con CME Group en el 2008.

Pero no nos limitemos a Estados Unidos. Si cruzamos el charco, para invertir en materias primas a nivel europeo nos encontramos con el London International Financial Futures and Options Exchange (LIFFE). Y si viajamos al mercado asiático, el principal organismo es, sin duda, Tokyo Commodity Exchange.

El mercado de futuros, los CFD y los fondos cotizados son algunos de los mecanismos para invertir en materias primas

Cómo invertir en materias primas

La forma más evidente de invertir en materias primas es adquirir los activos de manera física. Comprar, por ejemplo, los lingotes de oro. No obstante, esto plantea una desventaja muy importante: la dificultad para almacenarlos, especialmente cuando se trata de productos como el petróleo. Por este motivo, no es la opción más recomendable.

Algunos ahorradores optan por invertir en materias primas de modo indirecto. ¿Cómo? Comprando acciones de empresas pertenecientes a este sector. Por ejemplo, si una persona desea invertir en petróleo, puede adquirir acciones de una petrolera. Si el petróleo sube, es probable que el precio de sus acciones replique esta subida. Pero hay muchos otros factores que influyen en la Bolsa, por lo que el comportamiento de ambos no siempre se asemeja.

Otra alternativa muy popular es el mercado de futuros. Aquí, los ahorradores pactan la compra o la venta del producto en un futuro, decidiendo en el momento actual la fecha, el precio y la cantidad a intercambiar. Sin embargo, no todas las materias primas tienen su propio mercado de futuros, y algunas exigen una inversión elevada, por lo que no siempre es una opción conveniente para aquellos que se inician en este mundo.

Entonces, ¿dónde es más seguro invertir en materias primas?

Los CFD y los ETF, actores protagonistas

Los CFD (Contract For Difference) y los ETF (Exchange Traded Funds) se han convertido en los últimos años en los mecanismos más populares para invertir en materias primas.

Los contratos por diferencia son un instrumento derivado basado en el apalancamiento. Es decir, con menos capital se tiene más exposición. Por ejemplo, si el oro sube 10, el inversor podría ganar 30. Pero, de la misma manera, también podría perderlos. Y es que los CFD, que son proporcionales, entrañan un nivel de riesgo bastante considerable.

Los fondos cotizados, por su parte, son fondos en los que se compran y venden acciones de productos que replican el precio del mercado de futuros. Su funcionamiento es una especie de punto de encuentro entre las acciones y los fondos de inversión. Si la materia prima original sube, el inversor disfrutará de beneficios. Por el contrario, si baja, se enfrentará a pérdidas.

Hay, en definitiva, multitud de opciones disponibles para todos los ahorradores que desean invertir en materias primas con el objetivo de obtener un rendimiento de sus ahorros. Y cada persona escogerá aquella que mejor se adapte a sus circunstancias, teniendo en cuenta su presupuesto y el nivel de riesgo que está dispuesta a asumir.


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