Las FINTECH frente a la concentración bancaria.

La concentración empresarial que deja un negocio en manos de unos pocos es un peligro en cualquier sector económico ya que amenaza la existencia de una competencia sana, y por tanto, amenaza también a los intereses de los consumidores.
En el sector financiero han saltado las alarmas. En 12 años hemos pasado de tener 62 entidades a 12, sí, has leído bien y no me he equivocado ¡En 12 años se han quedado 50 entidades financieras por el camino!
Esta reducción del número de entidades bancarias que operan en el mercado es lo que se conoce como concentración bancaria. Este proceso se procuce principalmente a través de fusiones y adquisiciones realizadas entre ellas. Las causas las podemos encontrar en la globalización, en las crisis económicas como la del 2008 que llevó a la desaparición de las cajas de ahorros o el propio papel del Estado favoreciendo fusiones y absorciones con el objetivo de lograr condiciones más favorables para nuestras entidades frente a los competidores internacionales. A todo esto hay que unir la crisis financiera del 2018 que ha acelerado la tendencia debido a la creciente dificultad del sector bancario para rentabilizar su modelo tradicional ante la bajada de tipos de interés de referencia a mínimos históricos. Para poder competir con garantías necesitan mayores ingresos y reducir costes operativos mediante sinergias y economías de escala.
Esta imagen habla por sí sola.
Mapa de la concentración bancaria en España (Fuente ABC)
El dicho "una imagen vale más que mil palabras" en este caso cobra todo su sentido. Sobran las palabras para explicar cómo estamos en España, no obstante, recurriremos a ellas para hablar de los riesgos que conlleva un exceso de concentración.
- Por un lado puede dar lugar a situaciones de exclusión financiera donde un número elevado de ciudadanos y empresas vean restringido su acceso al crédito. La banca reduce la capacidad de otorgar créditos a familias y empresas, ya que las entidades que se juntan no pueden asumir el doble de riesgo de una empresa o de un particular; desaparecen por tanto, o se reducen considerablemente, las posibilidades de diversificación financiera.
- Por otro lado también puede implicar grandes riesgos a largo plazo para la estabilidad del sistema bancario, el cual puede pasar a estar controlado por grandes entidades de crédito interconectadas que operarían en condiciones virtuales de oligopolio. Es decir, estamos ante un mercado con pocos oferentes y muchos demandantes o lo que es lo mismo ante una competencia imperfecta donde son los vendedores los que tienen el poder de poner las condiciones y de influir en los precios.
- Existe también un riesgo sistémico preocupante inherente a los bancos con excesivo tamaño que plantea interrogantes sobre la estabilidad del sistema y la efectividad de herramientas como los planes de recuperación, la garantía de depósitos, el fondo de resolución bancaria etc. Hablamos de Bancos sistémicos que "no se pueden dejar caer" por las enormes y graves consecuencias que podrían llevar a una quiebra nacional e incluso en algunos casos internacional como hemos visto con Lehman Brothers que arrastró a medio mundo con su caída.
Pero no todo son malas noticias. La aparición de las Fintech supone eliminar las barreras de entrada a servicios que hasta ahora sólo podían ofrecer unos pocos. La especialización de las mismas y la disminución de costes que supone operar a través de internet supone un cambio significativo que les permite actuar como herramientas antioligopolistas. La convivencia de nuevas soluciones con las antiguas dibujan un nuevo ecosistema financiero más equilibrado. Esto es fundamental para cualquier sociedad y está unido al funcionamiento del tejido empresarial, del propio sistema público y de la ciudadanía en su conjunto por eso los poderes públicos deben velar por su buen funcionamiento. En España existen varios órganos encargados de la supervisión y control. La máxima autoridad en materia de política financiera corresponde al Gobierno, en concrero al Ministerio de Economía y Competitividad destacando el papel de la CNMV adscrita a dicho Ministerio a través de la Secretaría de Estado y Apoyo a la empresa. Con personalidad jurídica propia y plena capacidad pública y privada destaca la labor del Banco de España que a su vez es responsable de ejecutar tareas impuestas por el Banco Central Europeo.
Mención aparte merecen las Big Tech como Google, Amazon o Whatsapp cuya enorme sombra deja interrogantes por resolver. Son muchas las que empiezan a ofrecer servicios de pagos y finanzas suponiendo una nueva amenaza de concentración de poder. De momento las barreras legales de entrada para poder operar en los distintos países actúan de freno y control. Los primeros pasos los están dando a través de alianzas con otras empresas ya consolidadas pero su recorrido todavía está empezando y no deja impasible a ninguno de los actores del ecosistema financiero.
Imagen de Sarah Richter en Pixabay