Diseña estrategias de inversión socialmente responsable

30/05/2023
Diseña estrategias de inversión socialmente responsable

La financiación alternativa es clave a la hora de diseñar estrategias de inversión socialmente responsable y rentables

El cambio climático, la digitalización, la profunda transformación del mercado de trabajo asociada a esta, el envejecimiento, la desigualdad social… Todos estos procesos marcan el día a día de nuestras sociedades y suponen una serie de desafíos que no podemos pasar por alto. Más allá de la responsabilidad de las administraciones públicas en la gestión de estas cuestiones y la fuerza tractora del tejido productivo, los inversores también pueden contribuir a que nuestras sociedades superen estos desafíos con éxito. ¿Cómo? Diseñando estrategias de inversión socialmente responsable (ISR).

¿Cómo se diseñan estrategias de inversión socialmente responsable? En primer lugar, incluyendo en los objetivos de inversión principios como la sostenibilidad o el compromiso social, conjugando estos criterios con los financieros (obtención de una rentabilidad, umbral de riesgo que se desea asumir). En segundo lugar, apostando por productos financieros comprometidos con los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG). En tercer lugar, reinvirtiendo en proyectos sostenibles las ganancias generadas y, así, consolidando estrategias de inversión socialmente responsable a lo largo del tiempo.

A continuación, vamos a analizar cómo se pueden diseñar y poner en marcha estrategias de inversión que contribuyan a transformar el tejido productivo y tengan un impacto positivo en el mundo y en la sociedad.

El binomio ISR-ASG

En la introducción de este artículo hicimos mención a dos acrónimos que son esenciales para entender cómo funcionan las estrategias de inversión socialmente responsable: ISR y ASG. En lo relativo a la ISR resulta obvia la vinculación, puesto que estas siglas hacen referencia al concepto de inversión socialmente responsable. Es decir, aquella inversión que no solo se centra en la obtención de una rentabilidad, sino que persigue otra serie de objetivos, ligados a valores como la sostenibilidad.

Mientras que ASG es un acrónimo que contiene en su interior tres factores cada día más importantes para las empresas: ambientales, sociales y de gobernanza.

¿Por qué ambos conceptos van asociados a la hora de diseñar estrategias de inversión socialmente responsable? Porque los criterios ASG son una excelente herramienta para dictaminar si una compañía en la que se desea invertir se ajusta a los objetivos de la ISR o no.

A través de estos factores se puede analizar si una empresa lleva a cabo buenas prácticas a nivel medioambiental, pone en marcha iniciativas para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía o cumple con los principios del buen gobierno y es transparente.

Por ello, a la hora de diseñar estrategias de inversión socialmente responsable resulta imprescindible tener en cuenta los criterios ASG para evaluar si los productos financieros que se van a adquirir apuestan por compañías que los cumplen.

La creciente relevancia de las inversiones sostenibles

Si hay una problemática trascendental para el conjunto del planeta esa es, sin duda, la crisis climática. Por eso, las estrategias de inversión socialmente responsable están fuertemente ligadas a las inversiones sostenibles. Es decir, productos que financian a compañías que llevan a cabo sus actividades de forma sostenible, contribuyendo a la transformación de nuestro modelo económico y a la preservación del medio ambiente.

Las inversiones sostenibles no son un ideal, sino una realidad. Las cifras hablan por sí mismas.
Según la Global Sustainable Investment Alliance (GSIA) las inversiones sostenibles a nivel global en 2020 ascendieron a 35,3 billones de dólares (o lo que en los países de habla inglesa denominarían 35,3 trillones). Esta organización también sostiene que el 35,9% de los activos gestionados en 2020 eran inversiones sostenibles, lo que da buena muestra del impacto en el mercado financiero de las estrategias de inversión socialmente responsable.

El auge de las inversiones sostenibles durante los últimos años, la mayor concienciación social y las políticas públicas (como los ODS y la Agenda 2030) nos permiten aventurar que las estrategias de inversión socialmente responsable no son una moda pasajera, sino que serán adoptadas por todo tipo de inversores, desde pequeños ahorradores hasta grandes grupos de inversión.

De tal forma que el sector financiero jugará un papel fundamental a la hora de apoyar a los proyectos innovadores y sostenibles social y medioambientalmente.

Diseñar estrategias de inversión socialmente responsable contribuye a la transformación del tejido económico

Estrategias de inversión socialmente responsable: Conjugar criterios financieros y extra-financieros

Cuando hablamos de estrategias de inversión socialmente responsable no nos estamos refiriendo, por supuesto, a donaciones o contribuciones solidarias.

Resulta fundamental tener claro que diseñar e implementar estrategias de inversión socialmente responsable no es una cuestión de puro altruismo. Los inversores que optan por esta tipología de estrategias de inversión buscan obtener una rentabilidad por su dinero.

¿En qué se diferencian entonces las estrategias de inversión socialmente responsable de las tradicionales? Que no solo tienen en cuenta criterios financieros, sino que suman a la ecuación otros factores extra-financieros (los ASG).

Así, además de tener en cuenta la rentabilidad de un producto financiero, su nivel de riesgo o el plazo de retorno de la inversión y de la obtención de la rentabilidad, se presta atención al compromiso medioambiental, social y de transparencia corporativa de la compañía en la que se va a invertir.

De esta manera, los inversores que opten por diseñar estrategias de inversión socialmente responsable no solo obtienen un beneficio económico, sino que contribuyen con su dinero a transformar el modelo productivo y apoyar a proyectos sostenibles medioambiental y socialmente.

Tipos de productos financieros ISR

Actualmente, existen numerosas tipologías de productos financieros de inversión. La mayoría de ellos pueden adoptar los valores y los objetivos de la inversión socialmente responsable y, por lo tanto, ser susceptibles de ser contratados por las personas que desean diseñar estrategias de inversión socialmente responsable.

De tal forma que ya existen en el sector financiero alternativas ISR a productos financieros clásicos y que combinan tanto los criterios financieros como los extra-financieros:

  • Fondos de inversión
  • Planes de pensiones (personales y laborales)
  • Seguros de vida
  • Sociedades y fondos de capital riesgo
  • Bonos
  • Préstamos, depósitos y microcréditos de banca ética
  • Crowdlending, crowdfactoring o crowdequity

Por lo tanto, hoy en día, cualquier inversor puede buscar productos financieros para poner en marcha estrategias de inversión socialmente responsable. Ya que los productos clásicos se han transformado para sumar a los criterios financieros, factores extra-financieros como el cumplimiento de los criterios ASG por parte de las compañías que buscan financiación.

¿Qué estrategias de inversión socialmente responsable podemos diseñar?

Al igual que existen múltiples alternativas para diseñar estrategias de inversión tradicionales, sucede lo mismo con las estrategias ISR.

Sea como fuere, te proponemos ocho tipos de estrategias de inversión socialmente responsable que puedes combinar para sacarle rentabilidad a tu dinero, a la vez que contribuyes a construir una sociedad más sostenible y menos desigual.

Inversión en empresas que cumplen con los criterios ASG

Numerosos fondos de inversión y planes de pensiones ISR se centran en invertir única y exclusivamente en compañías que cumplan con los criterios ASG.

De esta forma, garantizan a los inversores que apuesten por estos vehículos de inversión que su dinero será empleado para apoyar a compañías medioambiental y socialmente responsables y que, además, se rigen por los principios del buen gobierno y la transparencia.

Exclusión de sectores controvertidos

Asimismo, algunos fondos de inversión, planes de pensiones e inversores particulares excluyen de sus estrategias de inversión socialmente responsable a compañías de sectores controvertidos. Por ejemplo, tabacaleras, casas de apuestas o armamentísticas que fabriquen minas antipersonas.

Esta clase de estrategias de inversión socialmente responsable no buscan apoyar a compañías sostenibles o comprometidas socialmente, sino que se centran en excluir a empresas que no responden a los postulados de la inversión ética.

Diseñar estrategias de inversión socialmente responsable se puede hacer desde el salón de casa

Inversiones temáticas

Muchos inversores y fondos de inversión focalizan sus estrategias de inversión socialmente responsable en temáticas cruciales: energías renovables, eficiencia energética, gestión del agua, transporte sostenible, smart cities, agricultura ecológica y sostenible…

De esta manera, los inversores tienen un mayor conocimiento sobre la clase de proyectos en los que están invirtiendo su dinero y, además, pueden contribuir a dinamizar un sector que consideran crucial para el presente y el futuro de nuestras sociedades.

Pensemos, por ejemplo, en una persona especialmente concienciada sobre las sequías y los problemas de abastecimiento de agua. A la hora de invertir sus ahorros puede optar por diseñar estrategias de inversión socialmente responsable que sirvan para financiar proyectos relacionados con una gestión inteligente del agua. En cambio, otro inversor, que vive en una gran ciudad y está preocupado por la contaminación y los problemas de movilidad, puede desear realizar inversiones en compañías innovadoras que mejoren la movilidad reduciendo las emisiones contaminantes.

Involucración en las compañías en las que se invierte

Los productos financieros de renta fija como los bonos o los préstamos quedan excluidos de estas estrategias de inversión socialmente responsable. Sin embargo, sí existen productos de renta variable que permiten participar de forma proactiva en el gobierno y la toma de decisiones. Por ejemplo, pensemos en un fondo de inversión ISR que forma parte del accionariado de una empresa.

A través de esta participación activa se puede incentivar que una compañía integre los criterios ASG y ponga en marcha actividades sostenibles y que repercutan positivamente en el conjunto de la sociedad. Por ejemplo, que reduzca sus emisiones contaminantes o que garantice unas condiciones laborales beneficiosas y que faciliten la conciliación familiar.

Apostar por las compañías Best in Class

El concepto Best in Class hace referencia a las empresas que mejor implementan los criterios ASG dentro de su sector económico.

Por lo tanto, las estrategias de inversión socialmente responsable que se centren en invertir en las compañías Best in Class buscan apoyar a las organizaciones que logren mejores resultados en índices de sostenibilidad.

De esta forma, se facilita la financiación de las compañías que hayan hecho mayores esfuerzos para ser sostenibles medioambiental, laboral y socialmente. En detrimento de otras empresas de su sector que presentan resultados más modestos.

Banca ética

En los últimos años se ha consolidado el modelo de la banca ética. Estas entidades ofrecen productos financieros tradicionales como depósitos, fondos de inversión, bonos o préstamos. Sin embargo, la clave reside en el destino que se le da al dinero.

Los recursos económicos de los inversores se destinan a financiar proyectos sostenibles o que presenten una utilidad social. Por ejemplo, microcréditos para que mujeres de mediana edad puedan poner en marcha negocios en entornos rurales.

Bonos de impacto social

Los ahorradores que estén interesados en diseñar estrategias de inversión socialmente responsable pueden contratar también bonos de impacto social o bonos verdes.

¿En qué se diferencian estos bonos de los tradicionales? En que se centran en el resultado de la inversión.

Estos bonos buscan facilitar las inversiones de impacto y para ello, fijan unos objetivos a alcanzar gracias a la inversión. Si la administración pública, ONG o entidad privada en cuestión alcanza los objetivos, el inversor obtendrá una determinada rentabilidad. De tal forma que los beneficios económicos para el inversor dependen del éxito de la organización en la que invierte. Si se obtiene solo un objetivo la rentabilidad será inferior a si se consiguen cumplir todas las metas.

Estas estrategias de inversión socialmente responsable presentan una mayor complejidad que otras de las que hemos hablado en este artículo, pero también se concretan en impactos directos y que han de ser cuantificados por evaluadores externos e independientes.

Financiación alternativa: Decide en quién inviertes tu dinero

Dejamos para el final una modalidad de financiación que ha crecido a la par que la ISR: la financiación alternativa online a través de plataformas de crowdlending, crowdfactoring o crowdequity.

Los marketplaces como Inversa Invoice Market permiten a los ahorradores acceder con facilidad al sector financiero y emplear su dinero para invertir en empresas de la economía real, proyectos innovadores y comprometidos con el tejido social local y el medioambiente.

Una de las claves de las plataformas de financiación alternativa es que otorgan a los inversores plena autonomía para decidir en qué y en quién invierten sus recursos económicos. En Inversa, los ahorradores disponen de toda la información financiera sobre las facturas que se ofertan (rentabilidad, calificación crediticia, fecha de caducidad…) y saben a la perfección en qué empresas están invirtiendo. De tal manera que pueden documentarse sobre ellas y su nivel de cumplimiento de los criterios ASG antes de materializar sus estrategias de inversión socialmente responsable.

En definitiva, el auge de la financiación alternativa online y la evolución de los productos de inversión tradicionales introduciendo criterios extra-financieros posibilitan, hoy en día, que cualquier inversor, sin importar los recursos económicos de los que disponga, pueda diseñar e implementar con éxito estrategias de inversión socialmente responsable. Lo que se traduce en que los pequeños ahorradores pueden obtener una rentabilidad por su dinero, a la vez que contribuyen a construir un mundo más justo y sostenible.


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