Las 5 fases de las estrategias de inversión

25/04/2023
Las 5 fases de las estrategias de inversión

Índice





El dinero, el riesgo y el tiempo son factores relevantes en las diversas fases de las estrategias de inversión que diseñan los inversores para rentabilizar sus ahorros





Todas las acciones que acometemos en nuestra vida nos salen mejor si antes de realizarlas hemos diseñado un plan que nos permita contar con una estrategia óptima para tener éxito. Esto es crucial a la hora de montar una empresa, pues que es imprescindible elaborar un plan de negocio. E igual de importante es diseñar estrategias de inversión cuando una persona decide sacarle rentabilidad a su dinero. De lo contrario, se arriesga a no sacarle partido a sus ahorros.





Así, las estrategias de inversión se han convertido en un elemento de gran relevancia no solo para los grandes inversores, sino también para los pequeños. Para preparar estrategias de inversión que apuesten por productos financieros sencillos de entender, como los que ofrece el crowdfactoring, no se necesita disponer de conocimientos avanzados, como si ocurre, por ejemplo, cuando se invierte en productos derivados.





De hecho, el auge de las plataformas de financiación alternativa como Inversa Invoice Market, han propiciado la entrada de los pequeños ahorradores en el sistema financiero. En estas plataformas, los inversores pueden visualizar toda la información relevante para diseñar todas las fases de las estrategias de inversión y llevarlas a la práctica con éxito.





A continuación, vamos a explorar las cinco fases de las estrategias de inversión que se han de implementar para obtener rentabilidad por los ahorros.





1. Fijar el punto de partida y la forma de alcanzar la meta





Todos los inversores tienen un objetivo compartido: conseguir una rentabilidad por su dinero. Sin embargo, cada uno busca conseguirlo partiendo de una situación diferente y recorriendo un camino que también es diferente.





A la hora de diseñar las fases de las estrategias de inversión, salta a la vista que no resulta lo mismo invertir únicamente en Bolsa o combinar dicha clase de inversión con productos de las entidades bancarias tradicionales y modalidades de financiación alternativa como el crowdfactoring.





Los inversores son cada vez más diversos. Ya no invierten solo las personas con una gran cantidad de recursos económicos disponibles y amplios conocimientos sobre las finanzas. Ahora, los pequeños ahorradores también pueden diseñar las fases de las estrategias de inversión y llevarlas a cabo de forma autónoma.





Para ello, han de fijar, en primer lugar, la cantidad de dinero que pueden o desean invertir. Así como los objetivos y la forma de conseguirlos. Hay personas interesadas en obtener altas rentabilidades, aunque ello suponga asumir un mayor nivel de riesgo, tardar más tiempo en recuperar la inversión o invertir en productos financieros complejos.





Otras, en cambio, prefieren basar sus estrategias de inversión en productos a corto plazo. Mientras que otros inversores prefieren productos de inversión a largo plazo como, por ejemplo, planes de jubilación.





Además, cada vez existen más ahorradores que no solo se centran en la rentabilidad, sino también en el destino que se da a su dinero, apostando por empresas socialmente responsables.





Las opciones son múltiples. Por eso, la primera fase de las estrategias de inversión es tomar decisiones sobre lo que se busca conseguir y cuáles son los medios que se pretenden emplear para hacerlo. Resulta clave establecer objetivos de inversión concretos y cuantificables. Por ejemplo, un pequeño ahorrador desea invertir 10.000 euros y haber ganado tras 2 años, 2.000 euros, adquiriendo diversos productos a corto plazo. Desde la compraventa de acciones hasta el crowdfactoring.





2. Determinar la tolerancia al riesgo





La segunda de las fases de las estrategias de inversión se centra en el riesgo. Al igual que cada persona tiene una tolerancia al dolor diferente, a la hora de diseñar estrategias de inversión nos encontramos con el hecho de que los inversores han de entender y definir su propia tolerancia al riesgo. Es decir, qué nivel de riesgo está dispuesto a asumir un inversor de cara a obtener una mayor rentabilidad.





Muchos inversores ponen en marcha estrategias de inversión arriesgadas. Si las inversiones salen bien, obtendrán una gran cantidad de dinero, pero… ¿y si salen mal? Se arriesgan a perder el dinero invertido.





El riesgo es un elemento que está presente en todos los productos financieros. Como nos enseñó la crisis financiera de 2008, el concepto de too big to fail ha pasado a mejor vida. Hasta las letras del Tesoro tienen su riesgo, una economía de la Unión Europea como Grecia estuvo a punto de caer en la bancarrota durante dicha crisis.





Sin embargo, resulta evidente que no todas las estrategias de inversión se construyen sobre la misma tolerancia al riesgo. Los inversores más conservadores prefieren productos como las susodichas letras del Tesoro o realizar inversiones con rentabilidades reducidas, a cambio de la tranquilidad de apostar por productos de inversión sólidos y que ofrecen las máximas garantías de recuperación.





Asimismo, hay productos de renta fija, en los que inversor sabe a cuánto asciende la rentabilidad de la operación (la inversión en una factura o en un préstamo) y de renta variable, en los que la rentabilidad, como su propio nombre indica, oscila y, por ende, son más inciertos (por ejemplo, las acciones de una empresa).





La tolerancia al riesgo evidencia que en lo que respecta a las estrategias de inversión, además de factores objetivos como la calificación crediticia, el plazo de retorno o la rentabilidad, entran en juego cuestiones subjetivas, ligadas a las características de cada inversor y a su forma de ver el mundo.





3. Establecer el periodo temporal de las inversiones





Hasta ahora, al hablar de las fases de las estrategias de inversión, hemos hecho hincapié en los objetivos (rentabilidad, destino del dinero…) y en el nivel de riesgo sobre el que se confeccionan, pero nos falta un tercer pilar sobre el que se han de sustentar las estrategias de inversión: el periodo temporal de las inversiones.





El tiempo es uno de los bienes más valiosos que poseemos las personas. En gran medida porque el tiempo no se puede recuperar. Por eso el tiempo es una variable a tener en cuenta en todas nuestras decisiones vitales, como diseñar nuestras estrategias de inversión.





Los múltiples productos de inversión disponibles hoy en día presentan plazos de retorno de la inversión y porcentajes de rentabilidad muy diversos.





Por ejemplo, en el marketplace de crowdfactoring de Inversa, los ahorradores pueden invertir en facturas con un plazo de vencimiento máximo de 180 días, o lo que es lo mismo, 6 meses. Pero lo habitual son plazos más cortos, entre los 60 y los 90 días. En cambio, una obligación del Tesoro Público puede tener una vigencia de hasta 30 años.





Las estrategias de inversión pueden basarse en la adquisición de productos a corto plazo, a largo plazo o combinar ambas. ¿Por qué no puede un inversor financiar a una empresa a través del crowdfactoring recuperando su inversión en un par de meses y, a la vez, adquirir un bono del Estado a 5 años?





Al igual que las fases de las estrategias de inversión anteriores, la gestión del tiempo nos demuestra que las variables para diseñar planes de inversión personalizados son infinitas.





4. Buscar productos de inversión y diversificar





Las anteriores tres fases de las estrategias de inversión se centraban en la planificación, mientras que esta cuarta etapa consiste en la puesta en marcha de las inversiones.





En función de lo establecidos en las tres primeras fases de las estrategias de inversión, los ahorradores han de buscar productos que se ajusten a sus necesidades, deseos y objetivos.





Las opciones son múltiples: fondos de inversión, planes de pensiones, acciones, bonos, obligaciones, productos derivados, productos estructurados… e inversión alternativa.





Todos estos productos se pueden conjugar. De hecho, con el auge de las plataformas de financiación e inversión alternativa como Inversa, resulta más fácil que nunca acceder a productos de inversión y diversificar las inversiones.





Una persona puede adquirir acciones de una empresa, invertir en un plan de pensiones y, además, invertir en facturas de empresas de la economía real a través de una plataforma de crowdfactoring como Inversa.





Es más, dentro de nuestro marketplace, los ahorradores pueden diversificar sus inversiones, apostando por facturas de empresas diferentes, moviéndose dentro de los objetivos, riesgo y plazo temporal de sus estrategias de inversión.





5. Gestionar las inversiones de forma proactiva y reinvertir





Hoy en día, los inversores tienen al alcance la información que necesitan para invertir y las herramientas para gestionar directamente y de forma autónoma todas las fases de las estrategias de inversión.





Gracias a la revolución tecnológica de las últimas décadas, cualquier persona puede consultar desde su casa el estado de sus inversiones e, incluso, comenzar a invertir o reinvertir lo ganado.





La última de las fases de las estrategias de inversión se centra, por lo tanto, en la gestión de dichas estrategias.





Antaño, la gestión de las inversiones la llevaban a cabo profesionales especializados en esta tarea, gracias a la digitalización, los propios inversores pueden controlar todos los aspectos relacionados con sus inversiones.





Por ejemplo, en la plataforma de Inversa Invoice Market, los inversores tienen plena libertad para controlar sus inversiones y tomar decisiones sobre las mismas cuándo y cómo deseen.





El marketplace aporta la información clave sobre cada factura que está a la venta. Calificación crediticia, riesgo, rentabilidad, fecha de caducidad, empresa librada… De tal forma que los inversores pueden dilucidar qué efectos se ajustan a sus estrategias de inversión y cuáles no.





Además, disponemos de un mercado secundario de facturas, en el que los ahorradores pueden vender efectos que hayan adquirido o comprar otros que se ajustan a sus intereses, pero que no pudieron adquirir en el mercado primario.





De esta forma, pueden implementar sus estrategias de inversión con plena libertad, tomando decisiones de forma proactiva para alcanzar sus objetivos, a la vez que contribuyen a dinamizar la economía real.





En definitiva, las diferentes fases de las estrategias de inversión nos demuestran los aspectos clave que deben tener en cuenta los inversores para sacarle partido a su dinero.





Al igual que no se va a una batalla sin una estrategia, tampoco se debe adentrarse en el terreno de la inversión sin un plan. Diseñar e implementar con cuidado las fases de las estrategias de inversión es el mejor camino hacia el éxito.



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