La Democratización de las Finanzas.

Si le pedimos a un niño que escriba tres o cuatro deseos, posiblemente alguno hable de un mundo en paz, sin injusticias, sin pobreza, en definitiva, de un mundo mejor.
Pero estas palabras para un adulto suenan a utopía, a sueños imposibles. Nuestro discurso normalmente toma tintes más derrotistas; la vida y la experiencia nos demostró lo difícil que es cambiar algunas cosas. Este pensamiento construye barreras mentales que nos vuelven conformistas y nos llevan al: “No se puede hacer nada”.
Hasta que todo salta por los aires.
Es entonces cuando el valioso instinto de supervivencia despierta y nos obliga a reinventarnos.
Empezamos a hablar de comunidad, de cooperación y de sumar para ser más fuertes.
La tecnología surge como la principal herramienta para conseguir esta conexión, ofreciendo un efecto multiplicador de transformación. El cliente gana peso y poder de elección y decisión. De algún modo este empoderamiento abarca todas la áreas y disciplinas empresariales.
Estamos asistiendo a una revolución fruto de otra, la tecnológica, que está cambiando los modelos de negocio en casi todos los sectores y por supuesto el financiero no es una excepción.
Las finanzas están sufriendo un cambio profundo. La digitalización y la aparición de plataformas online ofrecen rapidez, transparencia y relaciones de igual a igual o lo que es lo mismo, relaciones más democráticas.
El cliente cada vez está más informado y es más exigente, lo cual debe ser tomado por parte de las empresas como aldemango positivo que nos motive y nos contagie esa exigencia a la hora de ofrecer nuestro producto o servicio.
Estamos ante un reto esperanzador que al final nos beneficia a todos y puede hacer posible cambiar el mensaje al: “Sí se puede hacer algo”
Y lo estamos haciendo.