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Ventajas y desventajas de las inversiones financieras a largo plazo

El mundo de las inversiones no discrimina a nadie. Independientemente de las necesidades que tenga cada persona, es muy probable que exista una alternativa que las satisfaga. No importa que busque obtener un beneficio de manera rápida o se decante por las inversiones financieras a largo plazo. Siempre va a haber alguna modalidad que cumpla sus expectativas.

Cuando una inversión dura más de un año, entra en la segunda categoría. La principal característica de las inversiones financieras a largo plazo consiste en que el ahorrador tardará un mínimo de doce meses en recuperar su inversión inicial y disfrutar del interés de la operación. Y, aunque durante ese período de tiempo su liquidez se verá afectada, pues no podrá disponer de esa cantidad, este sacrificio es compensado mediante una serie de beneficios.

Si bien las inversiones financieras a largo plazo presentan ese mínimo indispensable de tiempo, no hay ningún límite establecido acerca de su duración máxima. La inversión puede alargarse durante un año, un lustro o, incluso, varias décadas.

Ilustrémoslo con dos ejemplos. Un ahorrador está convencido del potencial de una compañía perteneciente a un sector que, según los expertos, está llamado a liderar el futuro. Así, invierte en una firma tecnológica que busca financiación para establecerse en el mercado, consciente de que no recogerá los frutos hasta que transcurran algunos años.

Por otra parte, los planes de pensiones ilustran a la perfección las inversiones financieras a largo plazo más longevas. Hay personas que ya comienzan a invertir en este instrumento a partir de los 35 años, para así disponer de más dinero cuando llegue el momento de su jubilación, aunque todavía deban cotizar durante otras tres décadas.

Una modalidad que seduce a muchos ahorradores

En los últimos años, el entorno financiero está adquiriendo un nivel de personalización muy profundo. Antaño, las fórmulas eran mucho más rígidas, pero se han ido flexibilizando con el objetivo de atraer a más personas.

En consecuencia, las entidades desarrollan productos muy diversos que se adaptan a las necesidades específicas de todo tipo de empresas y ahorradores. Las inversiones financieras a largo plazo son una evidencia palpable.

Al igual que los demás, estos mecanismos entrañan una serie de ventajas y desventajas. No obstante, esto no los convierte en una alternativa buena o mala. Para evaluar su idoneidad, es preciso tener en cuenta las circunstancias individuales de cada persona. En función de si se adecúan a lo que busca, serán más o menos adecuadas para su situación.

Las inversiones financieras a largo plazo no están hechas para todo el mundo. En el mercado siempre se producen altibajos, algunos más pronunciados que otros. Y es crucial tener paciencia y confiar en el potencial a futuro de una empresa, para así no perder la tranquilidad en los momentos de pérdidas. Rendirse ante el pánico en estas situaciones puede pasar factura más tarde. Si el mercado se recupera y ya se ha vendido la inversión, se podría perder incluso parte del dinero invertido originalmente.

Ventajas de las inversiones financieras a largo plazo

El primer punto a favor de las inversiones financieras a largo plazo es que, al jugar en períodos de tiempo muy extensos, no dependen tanto de las variaciones puntuales que sufre el mercado. Esto les otorga una estabilidad muy atractiva: a pesar de que en algunos momentos su valor decaiga, esto es compensado con las ganancias que probablemente se produzcan más adelante.

Por otra parte, las decisiones tomadas por el ahorrador no estarán tan influenciadas por las circunstancias presentes. Es innegable que el estado actual del mercado tiene mucha influencia en las decisiones y, ante las primeras señales de una caída, el inversor puede caer en la tentación de retirar su inversión, con el fin de evitar un mal mayor.

Sin embargo, en muchas de las inversiones financieras a largo plazo no es posible echarse atrás. De este modo, se le da la oportunidad de recuperarse a los mercados, y la ganancia podría ser sustancialmente más elevada, aunque en ese momento no se sepa ver.

Como el inversor no depende de esos beneficios y no tiene prisa por obtenerlos, podrá meditar mejor sus movimientos, sin sentir encima esa presión. Y, al mismo tiempo, tampoco estará controlando cada poco tiempo el estado de su inversión. Si es consciente de que hasta el próximo año no podrá retirar el dinero, vivirá más tranquilo, sin estar comprobando constantemente si obtiene ganancias o pérdidas.

Por último, en este tipo de operaciones es frecuente que el inversor se vea obligado a pagar comisiones por la compra o la venta de los productos. En las inversiones financieras a corto plazo el total de movimientos suele ser mucho mayor, por lo que la cantidad a pagar asciende notablemente. Esto no ocurre en las inversiones financieras a largo plazo.

La principal característica de las inversiones financieras a largo plazo consiste en que el ahorrador tardará un mínimo de doce meses en recuperar su inversión inicial

Desventajas de las inversiones financieras a largo plazo

Como siempre, no es oro todo lo que reluce. Y es que las inversiones financieras a largo plazo también presentan una serie de inconvenientes, que pueden frenar a algunas personas de apostar por ellas.

Para comenzar, si el inversor atraviesa una mala época y necesita liquidez, no podrá recuperar ese dinero hasta que finalice el plazo. Y, si desea obtenerlo antes de la fecha de vencimiento, es muy probable que tenga que pagar una penalización derivada de ese retiro temprano.

Por tanto, las inversiones financieras a largo plazo no son accesibles para todo el mundo, pues el ahorrador debería contar con un colchón económico que garantice su subsistencia, o corre el riesgo de quedarse sin fondos.

Por otro lado, aunque las ganancias suelen ser más altas que en muchas de las opciones a corto plazo, no siempre son las más rentables del mercado. En las inversiones financieras a corto plazo en las que hay un componente de riesgo muy marcado, la rentabilidad puede ser más elevada, para así incentivar la inversión.

Asimismo, hay que tener presente que, con el paso del tiempo, el dinero pierde parte de su valor como consecuencia de la inflación. La cantidad de productos que podíamos adquirir en un supermercado con cien euros hace dos años es sensiblemente superior a los que podemos comprar a día de hoy. En consecuencia, mil euros invertidos en el presente tendrán más valor que esos mil euros dentro de una década.

Por este motivo, el inversor se debe asegurar que obtendrá una ganancia suficiente no solo para contrarrestar el efecto de la inflación, sino también para disfrutar de un beneficio.

Tipos de inversiones financieras a largo plazo

Existen multitud de alternativas para las personas interesadas en las inversiones financieras a largo plazo. Esta variedad abre las puertas de este mundo a toda clase de personas ya que, aunque una de las opciones no coincida con sus demandas, habrá otra que se ajuste a ellas.

Las acciones son una de las inversiones financieras a largo plazo más populares. Este mecanismo de inversión está muy democratizado, ya que la mayoría de ahorradores recurren a la Bolsa para conseguir un rendimiento de su patrimonio. Estos se limitan a comprar participaciones de las compañías que cotizan en el mercado de valores. Si el precio de la acción se eleva, reciben la ganancia correspondiente.

Si en lugar de renta variable se prefiere la renta fija, es posible recurrir a los bonos. Si estos títulos de deuda son emitidos por los gobiernos, se denominan bonos soberanos. Cuando las empresas privadas son responsables de su emisión, se conocen como bonos corporativos.

Asimismo, las personas pueden invertir en el comercio de divisas o en futuros sobre materias primas, adquiriendo oro, plata, petróleo, cereales…. Estos productos cotizan en los mercados, y se intercambian como si de acciones se tratase.

Otros ahorradores se decantan por los fondos de inversión, construidos en base a las aportaciones de una gran cantidad de sujetos, y administrados por una sociedad encargada de su gestión.

Los Exchange Traded Funds (ETF) son una especie de fondos de inversión que cotizan en Bolsa, imitando el comportamiento de un determinado índice, el cual toman como referencia. Si este sube, ofrecerán rentabilidad. Pero también pueden funcionar de forma inversa, y ser rentables cuando el mercado cae.

¿Y la inversión ética?

No todas las inversiones financieras a largo plazo tienen por qué enmarcarse en los canales convencionales. También hay un espacio para la inversión ética.

Las personas que apuestan por financiar facturas trabajan más en el corto plazo. Pero existen algunas plataformas de financiación alternativa que incluyen opciones dirigidas a aquellos ahorradores que desean invertir con la vista puesta en el futuro.

Sin embargo, independientemente de la modalidad escogida, es crucial tener en cuenta que la volatilidad del mercado es muy elevada. Hay muchos factores que influyen en la salud de los mercados y multiplican su inestabilidad. De un día para otro, una misma inversión puede despegar o desplomarse.

Las inversiones financieras a largo plazo no están hechas para todo el mundo. Las personas que las abrazan no dispondrán de su dinero durante mucho tiempo. Y es fundamental no perder la confianza en el potencial de la empresa, sin dejarse llevar por la evolución actual del mercado. Pero, muchas veces, la rentabilidad que ofrecen como recompensa vale la pena.

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