La incorporación de un nuevo miembro de la familia llena un hogar de felicidad y alegría, pero también exige tiempo, dedicación y una gran cantidad de dinero. La llegada de un hijo pone patas arriba la economía familiar, por lo que conviene analizar las finanzas familiares con antelación y planificar el futuro para no llevarse sustos o pasar aprietos. En este artículo te damos las claves más importantes para optimizar los recursos y así poder disfrutar de la aventura sin imprevistos.
La planificación financiera es un factor clave en todo momento: cuanto antes lo hagas, mejor.
Algunas familias acuerdan a grandes rasgos la gestión del presupuesto familiar por encima, sin entrar en detalle: tenemos una cuenta común en la que aportamos lo mismo mensualmente, y sabemos en qué no deberíamos gastar o cortarnos, pero poco más. Este tipo de situaciones, bastante comunes, se deben a una falta de educación financiera.
Lo ideal es evitar las deudas, tener ya un presupuesto previo y un fondo de emergencia que simplemente se tendría que adaptar a la nueva situación. Pero, si no es el caso, hazlo cuanto antes.
Un estudio de la OCU revela que el gasto medio anual durante el primer año de vida de un hijo es de 7.706€, unos 642€ al mes. ¿Ves lo importante que es el presupuesto mensual? Ahorrar de forma sistemática durante el embarazo ayuda mucho sobrellevar los gastos del primer año.
Llegados hasta este punto, la situación perfecta sería que una vez que llega el embarazo no se tengan deudas y esté listo el colchón de emergencia. La realidad puede ser bastante diferente, pero por lo menos sabemos lo que “deberíamos” alcanzar como base para que el camino sea más llevadero.
¡Estupendo! Ahora que ya tenemos una idea más clara del coste económico de un hijo y tenemos un presupuesto, “solo” queda conseguir el dinero.
¿Por dónde empiezo? ¿Qué opción encaja conmigo?
A la hora de decidir qué y cómo hacer para conseguir el objetivo presupuestario, lo mejor es contar con un experto. Si no se tienen conocimientos financieros, deberías de contactar con un asesor financiero para que te aconseje qué producto/s financiero/s encaja/n contigo. Para ello estudiaréis el presupuesto con sus objetivos temporales y el nivel de riesgo dispuesto a asumir.
Si buscas un nivel de riesgo mínimo, lo ideal para sería una cuenta de ahorro. Lo malo: actualmente es complicado encontrar una remunerada, por lo que el dinero perdería valor con el tiempo debido a la inflación.
Si no quieres que esto pase, y además quieres rentabilizar los ahorros para que crezcan exponencialmente gracias al interés compuesto, tendrías que invertir. Invertir no significa operar en bolsa ni asumir grandes riesgos, no tiene por qué ser complicado. Déjate aconsejar por tu asesor financiero y olvídate de quebraderos de cabeza: se encargará de escoger el producto financiero ideal para tu situación y de hacer los ajustes necesarios en la cartera para conseguir tus objetivos.
Al planificar con antelación, tenemos la ventaja de que el tiempo juega a nuestro favor, así que cuanto antes empecemos, mayores ganancias tendremos gracias al efecto del interés compuesto. ¿Cómo? Te lo explicamos en este artículo: Interés compuesto o cómo sacar rentabilidad a tu rentabilidad.
Para visualizarlo mejor, puedes utilizar el simulador de inversiones. El él ya se tiene en cuenta el interés compuesto, es decir, se da por supuesto que los intereses que se generan se volverán a invertir.
La financiación de facturas y pagarés con Inversa también es una buena opción para el plan financiero de tus hijos. Si no quieres estar pendiente con frecuencia, puedes hacer aportaciones periódicas automatizadas desde tu entidad bancaria y configurar la herramienta de autoinvertir según tu perfil y objetivos. Te recordamos que puedes retirar el dinero siempre que quieras, ya que está custodiado en una cuenta segregada. Cuando tu hijo sea mayor de edad ya podría tener su cuenta propia a la que transferir su dinero y asumir su gestión.
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